Cuando nos mudamos a nuestra pequeña casa adosada reformamos todos los interiores, desde la fontanería a la cocina o las ventanas. Nuestro presupuesto se acabó y el jardín trasero quedó sin tocar a la espera de un diseño y un momento mejor. Dos años después hemos decidido acondicionarlo y disfrutar del exterior, pero no sabemos cuál es la mejor manera de distribuir el espacio ni los elementos que mejorarán su utilidad. Tiene unos cuarenta metros cuadrados y es orientación norte. Vivimos cerca de un galacho, por lo que en verano hay muchos mosquitos. Da a una calle que, aunque no es muy transitada, tiene tráfico y tenemos un perro ¡y tres niñas!, por lo que no tenemos tiempo para un gran mantenimiento, pero nos gustaría traer un pedazo de naturaleza a nuestra casa y poder sentarnos al sol y compartir una comida o una sobremesa. Los antiguos inquilinos pusieron una pérgola metálica que está muy deteriorada, por lo que queremos quitarla, aunque he de reconocer que nos ha servido en días de lluvia para proteger las bicicletas, por ejemplo. La separación con las casas adyacentes se realiza con una alambrada y con el cañizo que han dispuesto los vecinos para lograr intimidad, pero sería fantástico poder tener una solución estética para eso sin perder un ápice de independencia. ¿Podríais ayudarme a dar con la solución perfecta para este espacio?
UN JARDIN PARA MI